martes, 11 de agosto de 2009


La distancia


Escucha...
Primero fue el sonido de una guitarra u otro instrumento de cuerda al cual le arrancaban un sonido dulce, melodioso, cadencioso y luego reconoció la letra de una antigua canción:

Nunca más oíste tú hablar de mí,
en cambio yo seguí pensando en ti,
en toda esta nostalgia que quedó,
tanto tiempo ya pasó y nunca te olvidé

Por el auricular le llegaron los versos hechos canción, pero ahora tenía un ritmo diferente, más tropical, una bachata, aunque el compás era lo de menos, ahí estaban condensados los sentimientos que le declaró después de treinta años; la cabina, en la que se encontraba hablando por teléfono con él, desapareció por esos breves instantes , se vió allá en la noche, adivinándolo en las sombras y pensó por un momento que él era quien cantaba, desde luego podría hacerlo porque tenía buena voz y ya en aquel entonces rondaba su casa entonando una balada, siempre la misma, para que ella supiera que lo hacía y esperaba, cual moderno trovador, que apareciera en el patio, en la reja, que se dejara ver, pero el tiempo pasó, dejando una estela nubosa, cubriendo con olvido esas emociones que el Gitano, como le decían sus amigos, despertaba en ella, tan intensas como las de ahora, un escalofrío recorre su piel cada vez que le dice que la cubrirá de besos, que tiene ansias de abrazarla, y siente que la sangre se le agolpa toda en el corazón, pobre corazón ignorante, no habituado a tantos cariñito, corazón mío, mi cielo, mi negrita, y es ese mi negrita lo que más le gusta, el deseo renovado que le inspira, al punto de sentir una hoguera en todo su ser.

Un día tomo la guitarra y te canto, es casi una promesa y se la va a cobrar, aunque preferiría que él la sorprendiera, al comienzo no reconoció su voz, en la primera llamada que él le hiciera desde el otro lado del mundo, pero ahora encuentra que el tiempo no pasó, y está su risa, su humor, el tono suave, pero a la vez enérgico que no lo confundiría entre mil.

Los días pasan, ya suman casi tres meses desde que se reencontraron, con sentimientos nuevos, un deseo nuevo, una confianza nueva y es que no necesita hablar para sentir su presencia, desde el amanecer está con ella, al cerrar los ojos buscando el descanso aparece su sonrisa y la acompaña su calor, preguntándose ¿cómo serán las noches a su lado?

La distancia desaparece cada vez que el teléfono repica y la estremece el sonido de su voz, recuerda su sonrisa, su mirada bajo las pestañas que ocultaban sus ojos mezcla de verde y azul.

El resto de ese nuestro amor quedó muy lejos,
olvidado para ti,
viviendo en el pasado aún estoy,
aunque todo ya cambió
sé que no te olvidaré

No, no lo olvidó, estuvo siempre ahí, no se explica de otra forma cómo se avivaron las brasas que apagadas parecían en su corazón, y es que él es así, directo, sincero, sencillo, le confesó que nunca la olvidó, que estuvo guardado ese amor de toda la vida esperando brotar con más fuerza, como la semilla que necesita del agua para germinar, así su amor está creciendo cada día con la fuerza que le da a través del auricular, con su contenida pasión, con su sus besos de niño que reclama más, y es que los besos prometidos tardarán en llegar, pero serán, entre ellos, ya no hay olvido.

Cuántas veces yo pensé volver
y decirte que mi amor nada cambió,
pero mi silencio fue mayor
y en la distancia muero día a día
sin saberlo tú

Volver, deseo de todos aquellos que emigran un día tras un sueño, viajar, conocer, prosperar, abandonan su terruño, su familia, amigos y también al amor que parecía una estrella, inalcanzable, fugaz, y que sin embargo, nunca se apagó.
Ya no necesita volver para decirle que la ama, cada día le expresa ese amor y por respuesta tiene un te quiero, ahora soy yo la que se muere por a ti volver…